Os Petos de Ánimas



Al conocido tesoro de arte popular gallego de hórreos y cruceiros, hay que añadir los "Petos de Ánimas".

Arte popular porque está hecho para el pueblo, en el medio agrario y por artesanos rurales, y además inmerso en las tradiciones locales. Es expresión de una cultura perdida en la lejanía de los tiempos, pero potenciada con savia cristiana, emanada por la Contrarreforma. Cumplen una doble función, la buena acción de quien lo manda construir y por otro lado un beneficio para las almas en pena de la comunidad.

Los petos de ánimas se suelen ubicar, generalmente, en los cruces de caminos. También se pueden encontrar en los recintos de la iglesia o en los lados de un camino.

El peto supone una entrega de dinero que se traduce en indulgencias para los donantes, pero a la vez las oraciones producen la remisión de penas a las ánimas.

La denominación "peto de ánimas" se debe a la combinación de dos elementos esenciales en la construcción: la alcancía, monedero o "peto" donde se depositan las limosnas y los retablos de ánimas inmersos en las hornacinas de los monumentos.

Los petos de ánimas son en sí mismos monumentos votivos con los que se pretende obtener limosnas que servirán para sufragar misas en favor de las ánimas del Purgatorio.

Además de lo específicamente pecuniario, los fieles ofrendaban a las ánimas diversos productos agrícolas como patatas, castañas y maíz. Pudiera pensarse que estas prácticas tienden a desaparecer, aunque se puede comprobar que hoy en día siguen depositándose en los petos ofrendas como mazorcas de maíz, patatas de formas extrañas, flores y velones que se encienden durante la noche.

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